El vaginismo es la contracción involuntaria de los músculos de la vagina. Esa contracción ocurre cuando algo externo (pene, tampón, dedo, espéculo del ginecólogo, etc.) intenta penetrar la vagina. La contracción de la vagina genera un espasmo de los músculos que puede ser desde molesto a muy doloroso.

El vaginismo puede hacer que la inserción de tampones, la exploración ginecológica o las relaciones sexuales sean imposibles, con lo que en algunas ocasiones es la causa de que no exista un embarazo deseado además de impedir o empeorar ciertas experiencias.

¿Cuáles son las causas del vaginismo?

Entre las causas del vaginismo, se cree que hay varios factores que influyen y, a su vez, otros —tanto físicos como psicológicos— que pueden agravarlo. Por ejemplo, infecciones urinarias, lesiones en el parto (desgarros vaginales en un parto urgente), cirugías de la zona o ansiedad derivada de posibles traumas pasados. Las causas psicológicas suelen ser mucho más frecuentes, pero igualmente tratables.

En cuanto a la edad de aparición del vaginismo, depende un poco de los factores que la acompañan, por lo que no es un dato especialmente decisivo para su aparición. Esto es, el vaginismo puede aparecer desde la adolescencia a cualquier edad en la vida de la mujer. Por ello, no dudes en acudir a un especialista si crees tener alguno de los síntomas que veremos a continuación.

¿Cuáles son los síntomas del vaginismo?

El principal síntoma de una mujer con vaginismo es el dolor o molestias durante la penetración vaginal, lo que le lleva a una incapacidad para mantener relaciones sexuales o un rechazo debido a que son dolorosas. Si la penetración es posible (aunque sea dolorosa), no se llama vaginismo, sino dispareunia.

De cualquier manera, tanto en el caso del vaginismo como en el de la dispareunia, los síntomas no se quedan ahí, ya que en ambos casos hablamos de trastornos sexuales por dolor. El no poder tener relaciones con penetración puede llevar a generar frustración, ansiedad, baja autoestima e incluso un cuadro de depresión importante.

Según la Sociedad Española de Medicina General, hasta un 12% de las mujeres en España sufre de vaginismo, aunque se sospecha que la cifra puede ser mucho mayor puesto que, por pudor o vergüenza (o por temor a una exploración dolorosa), en muchos casos no se pide ayuda.

En cualquier caso, el vaginismo es sencillo de diagnosticar. Lo más habitual es recurrir a una historia clínica que descarte otras posibles causas como pueden ser infecciones, y un examen pélvico y de tono de los músculos de la vagina. Este proceso suele hacerse previa aplicación de una crema anestésica para evitar el dolor en lo posible.

¿Cuál es el tratamiento del vaginismo?

Para tratar el vaginismo, lo que se intenta es controlar el reflejo de tensión de los músculos y, si se puede, tratar la causa que lo ocasiona. Por ejemplo, tratamiento psicológico en el caso de un vaginismo postraumático. Otros tratamientos enfocados tanto en lo físico como en lo psicológico son:

  • Cremas anestésicas, de lidocaína, por ejemplo, para ser aplicadas de forma tópica. Pueden ayudar en momentos puntuales como la exploración ginecológica.
  • Fisioterapia del suelo pélvico: con ayuda de un fisioterapeuta, la mujer aprende a relajar de forma voluntaria los músculos del suelo pélvico.
  • Dilatadores vaginales: son dispositivos con forma de tubo de varios tamaños cuya función es ir estirando poco a poco las paredes musculosas de la vagina. Se usan con ayuda de las cremas anestésicas y dentro de los programas de fisioterapia.
  • Terapia psicológica y sexual: los psicólogos especializados en terapia cognitiva conductual y los terapeutas sexuales trabajan con la mujer y con la pareja para ayudarlos a controlar la ansiedad, la depresión y el trastorno de estrés postraumático y a disfrutar de nuevo de la relación sexual.

¿Existe cura para el vaginismo?

El vaginismo puede ser tremendamente frustrante y puede causar angustia e incluso depresión. En términos de vida sexual saludable, supone un impedimento a la hora de intentar mantener una relación normal en cualquier circunstancia.

Afortunadamente, las mujeres con vaginismo aún pueden experimentar orgasmos sin penetración a partir de la estimulación del clítoris, y el tratamiento a largo plazo es eficaz.  Es fundamental no tirar la toalla —son necesarios tiempo y paciencia para conseguir resultados, pero se consiguen en un 90% de los casos— y pedir ayuda profesional si las relaciones sexuales son dolorosas.

También es preciso ser valiente para hablar claro y calmado con la pareja, así como con tu especialista para que te pueda aconsejar. La terapia de pareja en estos casos también suele ser una buena solución si estás en una relación formal. En ningún caso es culpa de la mujer que lo sufre. Además, gracias a los avances médicos, es posible terminar con el impacto negativo que pueda suponer la imposibilidad de tener relaciones sexuales con penetración o la inviabilidad de un embarazo de forma natural. En casos así, se necesita comprensión y paciencia por ambas partes.