El punto G, llamado así por Ernst Gräfenberg, el ginecólogo que lo referenció por primera vez en 1940, es una zona erógena asociada al clítoris y al orgasmo femenino. Según los últimos artículos, en realidad no es un punto como tal sino una zona formada por los pilares del clítoris, el bulbo clitoridiano, las glándulas periuretrales, la uretra y la pared vaginal anterior. Todo inervado por un nervio: el pudendo.

El punto G femenino es uno de los mitos de la sexualidad femenina, algo así como Eldorado del orgasmo, y se suele hablar de él como si fuera una entidad diferente al clítoris difícil de encontrar al principio, debido a que cada cuerpo es distinto, pero, como vemos, anatómicamente forma parte de él. Cuando el clítoris es excitado, parte de su tejido es interno y puede ser estimulado desde otro ángulo.

También conocido como zona G en la mujer, está en la parte superior y anterior de la vagina, alrededor de unos seis centímetros sobre la uretra. Si nos pusiéramos boca arriba y nuestra vagina fuera un reloj, encontraríamos el punto G entre las diez y las doce en punto. Es decir, si introduces un dedo dentro de la vagina, como si estuvieras acariciando el ombligo desde dentro, el punto G es un bulto que localizaras con forma de judía y una textura un poco más compacta que el tejido circundante.

Cómo estimular el punto femenino

¿Cómo estimular el punto G en la mujer?

Como en cualquier cosa relacionada con el sexo, los preliminares son imprescindibles para poder llegar a un estado de excitación en el que la estimulación del punto G sea eficaz y complazca a la mujer. El punto G se puede estimular de muchas maneras, pero la más corriente es introducir los dedos índice y corazón en la vagina, y repetir el gesto de «ven aquí» dentro de ella.

Si has logrado localizarlo y a tu pareja le gusta, puedes utilizar la mano libre para presionar justo sobre la línea superior del vello púbico porque esa presión aumenta la estimulación. Existen juguetes sexuales específicamente diseñados para la estimulación del punto G. Se trata de dispositivos curvos, con una punta blanda y flexible para controlar el nivel de presión. Aunque también se pueden usar bolas de Kegel.

Por otra parte, también hay posiciones en las que es más fácil estimularlo, como la del «perrito» o la del «cowboy», en las que el pene se frota con más facilidad contra la pared frontal de la vagina y la mujer puede manejar mejor la presión para tener más excitación. La estimulación constante del punto G en una mujer puede hacer que eyacule líquido liberado de las glándulas de Skene periuretrales, con una sensación que puede ser intensamente placentera.

¿Existen más puntos de excitación femeninos además del G?

Pues sí, aparte del punto G, las mujeres tenemos tres puntos de excitación femeninos más: el K, el U y el A.

El punto K

El punto K femenino fue descrito por la sexóloga Barbara Keesling en 1998. Es un punto al final de la vagina, en la unión de esta con el cuello del útero. El problema es que es bastante inaccesible dado que está al final del todo. Con los dedos es imposible llegar y muchas veces no se llega con el pene. Además, si el suelo pélvico no está ejercitado puede que la postura del útero impida llegar a ese punto de todas formas. Por lo que es muy importante fortalecer el suelo pélvico con ejercicios de Kegel. La mejor opción para estimularlo, por lo tanto, son los juguetes del tipo de dildos o vibradores largos.

El punto U

El punto U está localizado entre el clítoris y la entrada a la vagina y se sitúa en las glándulas periuretrales. Esta zona ayuda a que la experiencia sexual sea más intensa.

El punto A

El punto A está dentro de la vagina a unos 7.5 centímetros de los labios vaginales. Es decir, se encuentra en el extremo más alejado de la vagina, justo a la entrada del cuello uterino, unos centímetros más allá del punto G. Es, como los puntos mencionados anteriormente, una zona erógena muy sensible a la estimulación.

Sin embargo, la experimentación y la exploración en confianza en las primeras etapas debe enfocarse a la obtención de placer y no a obsesionarse con los puntos erógenos teniendo siempre como meta el orgasmo. Juega y disfruta.